El mejor fútbol azulgrana de la temporada no le sirvió al Barcelona para viajar a Old Trafford con ventaja en la semifinal de Liga de Campeones.
El Manchester United pagó lo que parecía una tragedia para el Barcelona nada más ponerse a rodar el balón. Ronaldo forzó un córner y Milito palmeó la pelota dentro del área. Se libró de la tarjeta que le hubiera impedido estar en Old Trafford, pero no del penalti. Pero Cristiano lo falló. Golpeó con el interior del pie derecho con el cuerpo en extraño escorzo y envió la pelota fuera.
Del pavor a la ilusión.
El Manchester United pagó lo que parecía una tragedia para el Barcelona nada más ponerse a rodar el balón. Ronaldo forzó un córner y Milito palmeó la pelota dentro del área. Se libró de la tarjeta que le hubiera impedido estar en Old Trafford, pero no del penalti. Pero Cristiano lo falló. Golpeó con el interior del pie derecho con el cuerpo en extraño escorzo y envió la pelota fuera.
Del pavor a la ilusión.
Sir Alex Ferguson sacó un equipo con nombres de vocación ofensiva y poca intención de especular con la pelota en el medio. Situó sólo dos centrocampistas natos, Carrick y Scholes. Hargraves, otro mediocentro defensivo, tuvo que acoplarse en el lateral derecho, una variante inesperada por la gastroenteritis de Vidic. Pero las apariencias engañan: el Manchester United fue una Juve o un Inter de los clásicos, aculado en su área y a expensas de la suerte para defenderse o para aprovechar un error de colocación de un contrario volcado sobre su campo.
El United se encerró en su área y sólo levantó la cabeza con dos hombres sin los cuales no sería el terror de Europa: Scholes, sobrio, y Ronaldo, ebrio de gorra. Ni Rooney, ni Tévez actuaron de delanteros. Achicaron balones como el que más.
El United se encerró en su área y sólo levantó la cabeza con dos hombres sin los cuales no sería el terror de Europa: Scholes, sobrio, y Ronaldo, ebrio de gorra. Ni Rooney, ni Tévez actuaron de delanteros. Achicaron balones como el que más.
El Barcelona, con Xavi a los mandos, lo hizo todo con el balón, excepto tirar a puerta, un olvido imperdonable para un equipo por encima del 80% de posesión en los primeros 45 minutos. El United estableció una doble barrera compacta y seria, que no se permitió ni un fallo. Sólo Van der Sar, con repetidas entregas a los contrarios, dio el 'cante' en una trasera inglesa infranqueable.
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