El defensa del Real Madrid Sergio Ramos mostró hoy su disgusto por haberse sentido solo y no sentir el respaldo del club tras su expulsión en el ONO Estadi por una segunda tarjeta amarilla que luego los Comités le quitaron, al tiempo que reconoció haber atravesado un mal momento debido al cansancio y quizá por las consecuencias de haber jugado infiltrado en varios partidos.
El zaguero ha sido cuestionado por ser excesivamente 'impulsivo' y ganarse demasiadas amonestaciones, pero lo que le duele es no haber contado con el respaldo de su club. "Molesto no, pero espero que el club dé la cara, como con la segunda tarjeta (en Mallorca) que me quitaron que no fue. Me sorprendió no escuchar a nadie que dijera nada, pero es la realidad, no espero nada por parte de nadie, estoy contento con lo mío e intento aprender solo", sentenció.
El sevillano, al ser cuestionado sobre si de estas palabras podría desprenderse cierto malestar, explicó que "nadie es tonto y todo el mundo sabe" lo que quería decir. "La vida es así, en este mundo que es el fútbol y hay asimilarlo con los que se pueda", zanjó.
viernes, 18 de abril de 2008
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