Valencia y Getafe disputan hoy la final de la Copa del Rey, en el estadio Vicente Calderón, bajo el signo de la urgencia; esperada como una tabla de salvación por el conjunto de Ronald Koeman y como la última oportunidad para culminar con éxito una temporada en la que ha apuntado al infinito por el equipo de Michael Laudrup. La final de la Copa, que es siempre un partido especial, emerge cuando aún ha terminado la Liga, marcada por el momento que viven ambos conjuntos, lo que hace que no haya un claro favorito. Por experiencia y composición de la plantilla podría parecerlo el Valencia, pero llega al partido en una de las situaciones más contradictorias de su historia como club.
El Getafe se ha mostrado más fiable y sale de su épico enfrentamiento contra el Bayern con un apoyo mayoritario, inimaginable al comienzo del curso. Pero al desgaste físico de una plantilla que ha superado el medio centenar de encuentros se une el temor a que el oro se vuelva líquido en sus manos y cargue de presión a un equipo que, en una semana, puede perderlo todo. Para este partido Koeman ha decidido convocar a los veintidós integrantes que considera tiene la plantilla, puesto que los tres jugadores con los que no cuenta desde diciembre (Albelda, Cañizares y Angulo) no viajan con el resto del grupo.
Michael Laudrup, mientras, ha convocado a todos sus jugadores para hacer grupo. Se concentrarán en el Coliseum, comerán, descansarán y después viajarán hacia el estadio Vicente Calderón.
miércoles, 16 de abril de 2008
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