En ese balón, Gasol pega parte de sus nervios, terribles en el arranque de una tarde para evocar. Cuando saltó al campo se encontró perdido. ¿Quién le pasaba los balones para tirar?, ¿cuál es la rutina de calentamiento de un equipo con el que sólo cubrió una sesión? Así, de sus primeros 10 tiros de calentamiento falla seis. Suerte que aparece Stromile Swift, su ex compañero en Memphis, traspasado cuando él, el pasado viernes, y puede diluir en la charla parte de su angustia, reconocida en una rueda de prensa 55 minutos antes de comenzar el encuentro.
También habló Phil Jackson. "No espero nada de Gasol". Sarcástico. Pero sí sabe que le necesita, a tono cuanto antes. Por eso le incluye en el quinteto, porque ése será su lugar; ha planeado entregarle cerca de 40 minutos de juego, adonde no llegó pues los nervios, aunque menguantes, se agarran a las suelas del recién llegado. Pau iba a ayudas defensivas perdidas de antemano y en las ganas por alcanzar arrollaba a un rival. Así, su entrenador le retira de la pista dos veces forzado por la acumulación de personales. No obstante, le mima con gestos.
Al arrancar el segundo cuarto, Kobe Bryant desaparece de la pista y queda el novato como referente. Los Lakers son de Pau, juegan para él. Baila en un lateral, completa un buen movimiento, sin suerte en el tiro. Con temblores de ilusión la puntería pena. Sus seis puntos hasta el descanso (47-47) son tres mates. En cuanto se aleja del aro, desaparece su efectividad, un asunto a tratar, pues su entrenador espera su crecimiento en la aportación a media distancia. Y por ahí se despierta nada más arrancar el segundo tiempo. Toma el balón a la carrera y encesta a aro pasado, pese recibir falta. Pasan los segundos, desaparece la tensión. Los sudores tienen otro vapor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario